Mariposas y humanos

«Flore et Zéphyr», tondo oil painting by William-Adolphe Bouguereau, 1875
Céfiro, dios del viento del Oeste originado en Grecia, se representa tradicionalmente con alas de mariposa

de cómo las mariposas moldearon nuestra cultura

Confieso que mucho no sabía dónde ubicar esta sección, pero bueno… quería incluirla en alguna parte porque el tema no se comenta mucho. Supongo que más o menos funciona como recurso informativo extra.

Asumo que todos sabemos que las mariposas son importantes en el sentido de que alimentan a otros animales, polinizan las flores y todo eso. Esta sección es para tratar sobre las cosas en que las mariposas nos han afectado culturalmente.

Pues sí. Las mariposas fueron y siguen siendo importantes para la cultura humana, y hasta en alguna ocasión tuvieron una tremenda influencia en el desarrollo de la Historia. Pese a eso se las suele ver como bichitos pintorescos, de poca importancia.


Mariposas como almas

Quién sabe de qué antiquísimas épocas viene la noción de que el alma es un soplo que anima la materia del cuerpo. En la tradición hebraica, ruach (רוח) es una de las partes que constituyen el alma, pero también significa ‘viento’ y ‘aliento’. Los antiguos griegos interpretaban algo similar: psyché (ψυχή), el alma, era un hálito o soplo que se instalaba en el cuerpo para darle vida (algunos dicen que el verbo psycho [ψύχω, ‘soplar’] se relaciona con ese concepto). Cuando una persona moría, exhalaba la psyché en su último aliento, al que el poeta Homero compara varias veces con una mariposa. Más tarde, el sabio Aristóteles llamó psyché a cierta mariposa nocturna.

La asociación entre almas y mariposas se consolida en el mito de Eros y Psique, que cuenta el romance entre el alma y el amor, ambos personificados. En la época helenística tenían bastante demanda las estatuillas que los representaban, donde Eros, el amor, lleva alas de ave, y Psique, el alma, alas de mariposa. Hay que mencionar que al principio Psique fue una mera mortal, pero muy bella, hasta que Eros quiso hacerla inmortal y fue ascendida a la categoría de diosa. La representación de Psique con alas de mariposa se extendió luego al arte romano, y tras el Renacimiento fue adoptada por las bellas artes europeas, de manera que se volvió convencional.

En algunos antiguos sarcófagos romanos también podemos ver escenas en relieve donde el titán Prometeo crea a una persona mientras la diosa Atenea sostiene sobre la cabeza de esta una mariposa, en representación del alma y de la vida que está por insuflarle.

Con la llegada del cristianismo se asocia la vida de la oruga con la existencia terrenal, el estadio de crisálida con la muerte y la eclosión de la mariposa con la resurrección en la vida eterna. Esta metáfora también pudo haberle servido a los alquimistas para significar el perfeccionamiento de la materia, pero hasta donde sé la usaron bastante poco.

Con este trasfondo, podríamos esperar que en Europa hubiese regiones donde al ver una mariposa se interpretase que el alma de un pariente fallecido vino de visita. Y es así, pero la creencia parece haber viajado mucho, ya que esto también se cree en regiones muy alejadas, como en algunas partes de las Américas, del África, de las Filipinas, y hasta en Japón. En Inglaterra, por otra parte, pueden encontrarse lápidas del siglo XIX que han sido decoradas con un círculo formado por una serpiente (ouroboros) con una mariposa en su centro: una alegoría de la inmortalidad del alma.

En la actualidad persiste cierto miedo a las mariposas nocturnas, seguramente por su antigua identificación con los espíritus de ultratumba. Por ejemplo, en algunas partes de Italia se le tiene miedo a las esfinges, mientras que en las Américas tiene reputación de agorero el pirpinto de la yeta o bruja negra (Ascalapha odorata).

Parece que con el tiempo la antigua simbología de la mariposa se fue diluyendo y las mariposas fueron pasando a representar la vanidad, la volubilidad, lo efímero, lo frágil.

«Le Dante aux enfers» or «Le Dante, conduit par Virgile, offre des consolations aux âmes des envieux», oil painting by Hippolyte Flandrin, 1835
«¿No observáis que somos gusanos nacidos para formar la angélica mariposa que dirige su vuelo sin impedimento hacia la justicia de Dios?» — Dante Alighieri en La Divina Comedia, Purgatorio, Canto X

¿Con ganas de más?

El alma como mariposa. Del mito de Psique a la retórica visual del Barroco

Por Rafael García Mahíques.
En: Goya: revista de arte Nº 352 (Madrid, 2015).


Mientras tanto, en Oriente

En Extremo Oriente el simbolismo de las mariposas es similar en toda la región, ya sea en China, en Japón o en Corea. Las mariposas tienen connotaciones mayormente positivas, siendo las más obvias la belleza y la elegancia.

La visión oriental de las mariposas está muy influida por la tradición de la etnia Han de China. Ellos acostumbran atribuir a las cosas un significado que tiene que ver con la forma en que suena su nombre: si el nombre de una cosa suena igual —es decir, si es homófono— con el nombre de un concepto auspicioso, esa cosa se usará como símbolo del concepto. Esto es útil cuando se quiere representar físicamente algo intangible, como por ejemplo la felicidad, la suerte o el amor.

Así, de acuerdo con su nombre en mandarín, las mariposas 蝴蝶 (hú dié) están relacionadas con 福 (fú) «suerte» y con 耋 (dié) «los ancianos», por lo que significan una larga vida e incluso la inmortalidad. Por eso el motivo de la mariposa es típico del arte y de la decoración chinos. Las mariposas también significan la armonía en el matrimonio, especialmente si revolotean de a dos.

En Japón las mariposas tienen el mismo significado que en China. Además de eso, se relaciona el ciclo de la mariposa con la transformación de niña a mujer, y —como en tantos otros lugares— aquí también la visita de una mariposa se interpreta como el alma de un fallecido que viene a ver a sus parientes.

En el arte oriental las mariposas pueden estar representadas tal como son, o estilizadas, es decir dibujadas de una manera más decorativa que realista.

Specimen of traditional Chinese ornamental pattern, from Owen Jones's «Examples of Chinese ornament. Selected from objects in the South Kensington Museum and other collections» (1867)
Motivo de flores, frutos y mariposas estilizadas de un antiguo jarrón chino

Las lluvias de sangre

Entre la Edad Media y el Renacimiento, en algunas localidades de Europa, de vez en cuando la gente encontraba en el campo y sobre las construcciones impresionantes gotas de un líquido parecido a la sangre, como si hubiesen llovido del cielo. Este suceso causaba miedo y se le daban diferentes interpretaciones, como por ejemplo que alguna figura destacada iba a morir, que los diablos y las brujas habían salido a matar niños inocentes, o que se trataba de una señal divina. Esta última interpretación daba ocasión para perseguir y matar a cualquier minoría que fuese vista como hereje.

Sin embargo —según relata el filósofo y científico Pierre Gassendi—, a raíz de una de estas lluvias de sangre que cayó en Aix a principios de julio de 1608 (causando gran consternación entre la gente), el filósofo Peirese, que vivía por allí, recordó haber guardado en una caja una pupa de una mariposa que le había parecido interesante, la cual, al eclosionar y salir volando, había dejado una mancha de meconio que era como la «sangre» que había caído en aquella localidad. Después salió al campo y comprobó que, efectivamente, se trataba de lo mismo. Eran mariposas haciendo lo que hacen todos los años en esa época: eclosionar. Actualmente se atribuye este fenómeno mayormente a la especie euroasiática Vanessa urticae, que antes era muy numerosa.

Sí, hubo personas que fueron perseguidas y asesinadas por esto.

Algunas lluvias rojas, una vez analizadas, resultaron ser también otras sustancias, como minerales colorados, animalitos acuáticos microscópicos, algas y materia vegetal silicificada, etc.

Meconium spots left by Danaus erippus butterflies after eclosion. Photo: Gabriela F. Ruellan.
No exageraban.

Referencia

Curious facts in the history of insects; including spiders and scorpions

Por Frank Cowan.
J.B. Lippincott & Co. (Filadelfia, 1865).
Pág. 216 y ss.
En inglés.


¡Diosas!

Ya hemos visto que tanto el dios Céfiro (el viento del Oeste) como la diosa Psique (el alma) tienen alas de mariposa.

En el panteón de dioses de los chichimecas y aztecas se encuentra la diosa Itzpapalotl (‘mariposa con navajas de obsidiana’). Es una deidad guerrera que tiene a su cargo el Tamoanchan, lugar paradisíaco donde fueron creados los humanos de la era presente, y donde van los niños fallecidos. Se la asocia especialmente con la mariposa nocturna Rothschildia orizaba. Esta diosa es de cuidado, ya que tiene que ver con los sacrificios y el inframundo. Es uno de los seres sobrenaturales que baja durante los eclipses y aterroriza a los mortales.

La diosa de las flores Xochiquetzal también tiene características de mariposa, y se la identifica con la especie diurna Papilio multicaudata. Fue adoptada del panteón maya por los aztecas. Tiene aspecto juvenil, le gusta adornarse con flores y está asociada con el amor, la fertilidad femenina, la Luna y los ciclos lunares. Se le rendía tributo cada ocho años con festejos y bailes donde la concurrencia llevaba máscaras de flores y animales.

A mediados del siglo pasado, el pintor Jorge Enciso se dedicó a recopilar las imágenes dejadas por sellos de cerámica elaborados por los antiguos pueblos de México y, como era de esperar, encontró unos cuantos con figura de mariposa. Estos sellos se usaban para marcar cualquier superficie y también el cuerpo, a modo de tatuaje.

Ancient Mexican stamp designs collected by Jorge Enciso
Algunos de los sellos con forma de mariposa relevados por Jorge Enciso

Para leer más

Las mariposas entre los antiguos mexicanos

Por Carlos C. Hoffman.
En: Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía Nº 24, Tomo VII (Ciudad de México, 1931).


La mariposa que cambió al mundo

Hace por lo menos 5000 años, los chinos domesticaron la especie de mariposa nocturna Bombyx mori, cuya oruga es el famoso «gusano de seda». Con los hilos de seda que devanaban de los capullos de esta especie tejían suntuosas telas de un brillo y suavidad inigualables, que todo el mundo quería comprar. El comercio de estas telas dio origen, en el siglo I antes de Cristo, a una inmensa red de caminos: la Ruta de la Seda.

El extremo más oriental de la Ruta de la Seda llegó a estar en la ciudad china de Chang’an (actualmente Xi’an). De allí se dirigía hacia el oeste, se bifurcaba para esquivar el desierto de Taklamakán, pasaba por el norte de los Himalayas, cruzaba Medio Oriente, y terminaba a las puertas de Europa. Las mercaderías viajaban por esta larguísima ruta, que también permitía que los pueblos situados a lo largo de ella pudiesen vender sus propios productos y comprar otros. El regreso a Oriente podía hacerse por mar, aprovechando para navegar por el Mediterráneo, el Golfo Pérsico, la costa oriental de África y las costas de India e Indonesia, comprando e intercambiando más mercancías. Claro que los mercaderes no solían recorrer la ruta en toda su longitud, sino que en cada región se utilizaba el tramo que permitíera conseguir o intercambiar determinados productos.

Esta Ruta de la Seda se hizo aprovechando antiguos caminos ya establecidos y creando tramos nuevos. Hacia el año 110 a.C., el emperador chino Wu envió una delegación al rey Mitrídates II de Partia, lo que creó el eslabón necesario para que la seda viajase a Europa, ya que tiempo después el general romano Marco Licinio Craso emprendió una campaña contra Partia y encontró allí telas de seda procedentes de China. Los romanos quedaron encantados con estas hermosas telas, pero no sabían bien cómo ni de qué estaban hechas, ya que los chinos exportaban las telas, pero no los insectos que hacían el hilo, ni la técnica de la fabricación.

Esta seda era muy cara en el mundo antiguo. En el Mediterráneo, teñida con púrpura y bordada con hilos de oro, alcanzaba precios exorbitantes. La seda teñida de esta manera, de un color morado oscuro, fue a veces literalmente prohibitiva, ya que en ciertas épocas los emperadores se reservaron el derecho de usarla y no permitían que nadie más la luciese, aunque pudiese pagarla.

En tiempos del emperador Justiniano (527–565 d.C.), en Constantinopla lograron conseguir ejemplares de la mariposa de la seda china, ya fuesen huevos, capullos o adultos, aunque no está claro cómo (personalmente pienso que debió vendérselos un intermediario no muy lejano). Con esto fue posible comenzar a fabricar seda en las partes mediterráneas de Europa. Sin embargo la dependencia europea de las importaciones chinas para obtener seda no se terminó del todo, ya que los paños de seda hechos en China eran de calidad superior.

Por la Ruta de la Seda viajó una enorme variedad de mercancías: piedras y metales preciosos, perfumes, tejidos, minerales útiles, animales, pieles, plantas, maderas, especias, lacas, remedios, porcelana, cerámica, vidrio, armas, herramientas, arte, instrumentos musicales y toda clase de objetos manufacturados. También sirvió para trasladar a sabios, monjes, músicos, acróbatas, bailarines, esclavos e, involuntariamente, enfermedades. Lenguajes, melodías, danzas, religiones, ideas, leyendas, escritos y conocimientos técnicos también fluyeron con relativa libertad.

Esto terminó causando profundas transformaciones en los centros culturales del bloque euroasiático. Oriente conoció los secretos de la elaboración del vidrio y del trabajo en cuero, y estudió armas y máquinas de guerra que venían del oeste. Occidente llegó a saber las técnicas de fabricación del papel y de la pólvora, y vio por primera vez la porcelana y la brújula; este último invento chino sería esencial para la navegación. También se transmitieron desde China técnicas de impresión que sirvieron para desarrollar las imprentas en Europa. Se conocieron nuevas tecnologías de regadío que habían viajado a través del desierto. Nuevos animales domésticos y nuevas frutas, verduras y otras plantas cultivables también fueron intercambiados y adoptados a lo largo de la sección terrestre de la ruta.

The Silk Road in the Ist century b.C. Map: Kaidor.
La Ruta de la Seda en el siglo I d.C.
Gráfico por Kaidor (licencia CC-BY-SA).
Silkmoth coccoons. Image from the Photothèque du Musée du tissage et de la soierie, France. Photo: Stéphanie Thimonier-Vial.
Capullos de la mariposa de la seda (Bombyx mori, Saturniidae). El proceso de selección artificial modificó mucho a la especie; esta colección de capullos diferentes muestra que hay una variedad de razas domésticas. Foto por Stéphanie Thimonier-Vial (licencia CC-BY-SA).
Tibetan Man's Robe, Chuba, late 1600s. Credit: Norman O. Stone and Ella A. Stone Memorial Fund. Collection: Cleveland Museum of Art.
Parte de atrás de una túnica masculina hecha en el Tibet a fines del siglo XVII recortando porciones de un tapiz imperial chino de seda y reorganizándolas. Foto puesta en el dominio público por el Cleveland Museum of Art.

Libres y salvajes

Bueno, así fue cómo la mariposa Bombyx mori cambió al mundo. Pero, como un secreto dentro de otro, desde la Antigüedad hasta ahora se han usado otras sedas que no gozan de tanta fama, generalmente llamadas sedas salvajes. Acá menciono algunas, pero hay más.

«Salvaje» significa que los capullos de donde se hila determinada seda se recolectan en la naturaleza y que por lo tanto pueden estar ya eclosionados. En el caso de la seda de Bombyx mori, esto es una desventaja porque se pretende devanar un hilo continuo y si la mariposa emerge lo rompe. Sin embargo, hay especies cuya seda se hila de tal forma que no se precisa que el hilo esté intacto, por lo que es preferible dejar que las mariposas eclosionen y luego simplemente cosechar los capullos. A veces estas especies se crían, pero su seda sigue estando bajo la denominación «salvaje».

  • Seda de Cos. ¡Sí había seda grecorromana en la antigüedad! Era una seda salvaje que hacían varios pueblos del Mediterráneo recolectando los capullos de una mariposa nocturna de la familia Lasiocampidae, Pachypasa otus. Fue muy apreciada por los romanos hasta que descubrieron la seda que venía de China.
  • Seda azteca. En 1522, Hernán Cortés nombró a unos funcionarios para que se encargasen de la plantación de moreras en México, ya que planeaba iniciar allí la producción de capullos de Bombyx mori. El emprendimiento no funcionó, pero de todas maneras los aztecas ya venían haciendo tejidos con la seda de la mariposa nocturna nativa Eutachyptera psidii (Lasiocampidae). Las orugas de esta especie viven en nidos comunitarios de seda que pueden medir más de 50 cm de largo.
  • Seda eri. Es la del satúrnido Samia cynthia ricini (Saturniidae). Se hace principalmente en la India, país de gran reputación en la producción de sedas salvajes. La seda eri no es tan «salvaje» porque veces se cría a las orugas de S. cynthia, pero siempre se permite que los adultos eclosionen y vuelen antes de cosechar los capullos para empezar a hilarlos. De esta forma los productores que están comprometidos con la práctica de la no violencia y evitan matar animales pueden dedicarse a la producción de seda.
    A partir de 1856 se emprendió la cría de esta especie en Europa, pero la producción declinó hacia finales del siglo y finalmente fue abandonada. Es que la seda eri es áspera y difícil de hilar y de teñir en comparación con la de Bombyx mori. Sin embargo, China la produce desde hace un par de siglos.
  • Seda muga. Es la del satúrnido Antheraea assamensis. Es otra seda de la India, que se produce y trabaja mayormente en el estado de Assam, de donde la mariposa es originaria. Con esta seda se hacen telas y bordados que son naturalmente de color dorado. Es de importancia cultural para la región y muy apreciada en la India.
  • Seda tasar. La de Antheraea paphia (= A. mylitta), otra especie endémica de la India. Es beige, como varias otras sedas salvajes.
  • Seda tussah. Es la que se hace con los capullos de Antheraea pernyi (Saturniidae). Esta especie es originaria del sur de China y fue domesticada hace al menos 2000 años, siendo aprovechada por chinos y coreanos. Sigue criándose mucho en China; también se produce seda tussah en Japón y en las dos Coreas.
  • Seda tensan. Es la que se saca de los capullos de la especie japonesa Antheraea yamamai. De uso milenario, esta seda es de color verde pálido. En el mismo Japón es un producto muy caro.
  • Seda fagara. La de la enorme polilla Attacus atlas (Saturniidae), del sudeste asiático.
  • Seda landibé. Se saca de los capullos de varias especies del género Borocera (Lasiocampidae), de Madagascar, y tradicionalmente es hilada por mujeres de las tribus Betsileo y Merina. En la época colonial las autoridades francesas trataron de promoverla, pero actualmente se la produce muy poco.
  • Seda sanyan. Se hace con los hilos que tejen varias especies de los géneros Anaphe y Epanaphe (Notodontidae). Es tradicional en África Occidental, siendo usada principalmente por los pueblos Yoruba y Hausa de Nigeria. Típicamente es tejida por hombres.
  • Lanita del monte, seda de bolsita o purucha. Seda salvaje que se obtiene del coyoyo (capullos de Rothschildia schreiteriana y de R. maurus, Saturniidae). Solamente algunos tejedores de Catamarca, en Argentina, hilan y tejen desde hace un par de siglos esta seda nativa que no implica matar a las pupas. Los tejidos resultantes son de color beige.
Muga silk dress, ca. 1908. Gift of Miss K Melville, Auckland, 1969, collection of Auckland War Memorial Museum, 1969.122, col.2408.
Detalle de un vestido de seda muga sin teñir hecho en Italia hacia 1908. Está bordado a mano con la misma seda. Foto por el Auckland War Memorial Museum.
En este video, doña Paula (Pabla Lidia Romero de Quiroga) explica cómo cosecha y usa la lanita de monte en Catamarca.
Para saber más, podés leer este artículo de Adriana Zapata y Graciela Jurado Cazaux.

¡Muchas fotos!

Colección de sedas salvajes del McGuire Center for Lepidoptera & Biodiversity, en el sitio del Florida Museum

En inglés.