Los huevos de mariposa salen del cuerpo de la hembra con una albúmina pegajosa que se seca al contacto con el aire y los fija a la superficie que hayan tocado.
Los tiempos de eclosión varían según de qué especie de mariposa sean los huevos, y a los que tardan más de una semana en abrirse y están dentro de la casa es recomendable rociarlos de vez en cuando con agua, usando un atomizador que produzca una lluvia bien finita, porque los ambientes donde vivimos los humanos son más secos que el exterior. Fuera de eso no necesitan mayores cuidados, pero claro que hay que evitar hacer brutalidades como dejarlos horas expuestos al sol del mediodía, por ejemplo (tampoco la pavada, ¿viste?).
Las orugas recién nacidas suelen comerse la cáscara del huevo ni bien eclosionan.
Traslado
Trasladar un desove de mariposa no es tan difícil como podría parecer. Los huevitos de mayor tamaño pueden despegarse de donde se encuentren. Los más chicos probablemente sean muy frágiles como para intentar despegarlos, pero puede que las circunstancias nos ayuden.
En el caso de los huevos de mariposa monarca, por ejemplo, si bien son muy chiquitos, la mariposa los pone invariablemente sobre la planta que deben comer las oruguitas cuando nazcan, de manera que para trasladarlos se puede simplemente cortar la ramita que tenga los huevitos pegados y ponerla en un florero para que se mantenga fresca hasta que eclosionen, como se ve en la foto de al lado. A estos huevitos no les hace nada el que la planta se marchite, pero es preferible que se conserve para que las orugas recién nacidas puedan empezar a alimentarse ahí mismo.